jueves, 15 de mayo de 2008

Esa noche cargando una gran tristeza caminé hacia mis "aposentos"mientras la lluvia se dibujaba como el llanto del alma y sería el vino como todas las noches el que ahogaría, una pena más, estuve por horas recordando a mi amigo muerto y abandonado en quizá qué tumba de quizá qué cementerio y es que así es esta vida, la de la calle... en ninguna parte me entregaron información acerca del destino de mi amigo, ni siquiera me permitían entrar a los recintos a preguntar, ha de ser por mi pestilencia, mis piojos y pulgas.
Bueno es lo que elegí o me eligió o mejor tal vez lo que me han permitido los dueños de esta cosa, esos que se creen felices y nos tienen así por sus desconfianzas en el cuidar de sus bienes, se encierran y nos encierran, como a mi ven, encerrado en la agonía de estas calles y a ti en que rincón te han encerrado o eres de los carceleros encerrados, sabes en qué distancia te encuentras respecto a donde partiste, de dónde partiste... le preguntaba insistentemente, una y otra vez y es a ti, le insistía, pero al parecer la respuesta o no la tenías o no me la quisiste dar.