martes, 12 de junio de 2007



Esto lo escribí anoche:
La oscuridad en su fría presencia se agrandaba como nunca y es de esos instantes, en cada una de las noches, en que ya sólo quieres llegar a la salida del bendito sol, he tomado unos buenos tragos(litros) de un mal vino tinto que no deja de ser el elixir que permitirá mi despertar, son como las cuatro treinta y aun no logro conciliar el sueño y no me queda otra, que otro vino... y otro vino... hasta aturdir la conciencia... hasta morir quizás... como cada noche, como cada amanecer.
Mientras la mente divaga como yo cada día, así viajo ahora con mi mente inquieta que no quiere morir por unas horas, mientras observo mis manos limpias que es lo único limpio que me queda o mantengo ¡Porque todo se ha ensuciado! ya en esta vida.
Y no sé por qué insisto en escribir, para qué, qué fuerza es la que me obliga y luego me engaña pensando en que soy feliz haciéndolo y como puedo ser feliz, ¡Aquí! a la interperie del Mundo, mientras adivino el calor tras cada ventana encendida o apagada, con cuerpos recibiendo el merecido descanso, mientras yo como muchos sombis con abiertos ojos sembrados en la noche... si no fuera por mis perros...