miércoles, 13 de junio de 2007


Esta noche, como todas, me ha reservado una sorpresa... aburrido de la vida, como casi todos los días, decidí subir a la cumbre más alta de esta ciudad y lanzarme al vacío para terminar con todo y lo hice... me encontraba tan ebrio, cansado de todo, de no observar un futuro que valga la pena y permanecer aquí, en este basurero de nostalgias, con todos mis pesares... así, como lanzados violentamente contra el asfalto... que de ese modo quize quedar y me lanzé sin más miramientos... gran sorpresa cuando casi al mismo instante de lanzarme al vacío, me encontré como nadando en las profundidades de un gran mar y ese mar era allí mismo, sobre la gran ciudad y con las ganas aún de caer... y no poder, fui poco a poco moviendo los brazos y desplazándome por sobre los edificios y sus luces, desde esta diferente perspectiva, lentamente, bellamente, mientras la ciudad se desplazaba de un modo absolutamente normal y yo la observaba, la acariciaba, la admiraba, como nunca, me acercaba a cada edificio, a cada ventana, a cada persona que caminaba por sus calles... sin que nadie se percatara de mi presencia, acercándome hasta tocarles y observarles desde las más increíbles perspectivas y no era un volar, sino un nadar en ese mar maravilloso.
Ahora mientras les cuento de esta aventura... debí dejar mis ropas colgadas de un árbol, secándose, suerte que tenía para cambiarme.